Empezamos el año haciendo una buena obra, y con final feliz! El 1 de enero mis amigos y yo nos encontramos en los alrededores del chalet donde estábamos un cachorrito pastor alemán mestizo. Nos dio una penilla enorme y le dimos comida y agua. Empezaron ahí nuestras gestiones para buscarle familia y al final se lo quedó provisionalmente el padre de un amigo, hasta que apareciera alguien que se lo quisiera quedar. Y hoy ha sucedido. Trece, que así le bautizamos improvisadamente, ya tiene una casa donde le van a querer mucho, y una nueva hermanita humana de 8 años que va a jugar con él todos los días. ¡El 2013 tiene que ir bien por obligación!
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